Donald Trump culminó su campaña electoral con un mitin explosivo en el Madison Square Garden, donde reafirmó su narrativa de enfrentamiento y victimización. En este evento, realizado en el penúltimo domingo antes de las elecciones, el expresidente lanzó ataques directos a sus oponentes políticos, enfatizando un mensaje incendiario que resonó entre sus seguidores.
El mitin comenzó con un comediante que, en su intervención, realizó comentarios despectivos sobre Puerto Rico y los hispanos, acompañados de chistes racistas que desataron risas entre el público. Otras figuras, como Tucker Carlson, ex presentador de Fox News, continuaron en la misma línea, dirigiendo burlas hacia la vicepresidenta Kamala Harris y cuestionando su identidad racial. Este ambiente de hostilidad se intensificó con los discursos que prometían “repercusiones” para quienes Trump considera “el enemigo interno”.
Al tomar el escenario, Trump no dudó en incrementar la retórica, planteando que aquellos que lo persiguen enfrentarán consecuencias si vuelve a ser presidente. “El enemigo interno está causando estragos”, declaró, mientras sus seguidores aplaudían con entusiasmo.
Entre los oradores del evento se destacó la participación del senador JD Vance y del empresario Elon Musk, quien se pronunció sobre la reducción del presupuesto federal. La sorpresa de la noche fue la aparición de Melania Trump, quien se unió a su esposo al cierre del mitin, lo que provocó una ovación del público.
El Madison Square Garden, un lugar icónico de Nueva York, se convirtió en un símbolo de la resistencia del movimiento MAGA, en contraste con un electorado mayormente demócrata. Jack Posobiec, activista de derecha, celebró la asistencia masiva, sugiriendo que el movimiento había tomado un firme arraigo en la ciudad.
Trump reiteró su pregunta característica: “¿Están mejor ahora que hace cuatro años?”, dirigiéndose a la administración actual y criticando especialmente a Kamala Harris tras la salida de Joe Biden. La cuestión de la migración ocupó un lugar central en su discurso, prometiendo deportaciones masivas y denunciando la llegada de migrantes indocumentados a la ciudad.
El evento concluyó con una proyección de Trump abrazando el Empire State Building, un gesto interpretado por sus seguidores como un símbolo de su intención de “reclamar la ciudad que construyó”, tal como lo expresó su hijo, Donald Trump Jr.
Este mitin no solo cerró la campaña de Trump, sino que también destacó la polarización creciente en la política estadounidense, dejando claro que el expresidente continúa desafiando tanto a sus adversarios como a algunos miembros de su propio partido en su búsqueda de un regreso a la Casa Blanca.
