El gobernador de Texas Greg Abbott promulgó el lunes una ley que permite a la policía detener a los inmigrantes que crucen ilegalmente la frontera de Estados Unidos y otorga a los jueces locales autoridad para ordenarles que abandonen el país.
Sus detractores han calificado la medida como el intento más drástico por parte de un estado de controlar la inmigración desde la ley de Arizona de 2010, que fue en gran medida anulada por la Corte Suprema federal. También es previsible que la ley de Texas sea rápidamente impugnada en los tribunales.
La aplicación de las leyes de inmigración es competencia federal. Pero los republicanos de Texas han probado esos límites con cada vez más intensidad durante la presidencia de Joe Biden, y alegan que el gobierno federal no está haciendo lo suficiente para impedir que la gente entre ilegalmente en el país. Texas ha enviado a más de 65.000 migrantes a otras ciudades del país y ha instalado alambre de púas en las orillas del río Bravo (o Grande), el cual ha causado lesiones a algunos solicitantes de asilo.
Por otra parte, el lunes, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza cerró temporalmente dos pasos fronterizos ferroviarios en Texas para que sus agentes ayuden a procesar a los inmigrantes. Los operadores ferroviarios dijeron que los cierres en Eagle Pass y El Paso obstaculizarían el comercio antes de Navidad.
La nueva ley firmada por Abbott permite a cualquier policía de Texas detener a personas sospechosas de haber entrado ilegalmente en el país. Una vez detenidas, podrían aceptar la orden de un juez de Texas de abandonar Estados Unidos o ser procesadas por un delito menor de entrada ilegal. Los inmigrantes que no acaten la orden podrían ser detenidos de nuevo por delitos graves.
Crédito: LA JORNADA