Dos caravanas migrantes, que partieron los días 20 y 26 de enero, continúan su trayecto por la costa de Chiapas con la intención de salir de la frontera sur. Mientras algunos buscan establecerse en México, otros mantienen la esperanza de cruzar hacia Estados Unidos, a pesar de las crecientes restricciones migratorias.
Uno de los grupos llegó este martes a Escuintla, mientras que el otro avanzaba desde Mapastepec hacia Pijijiapan. La incertidumbre es constante entre los migrantes, quienes siguen atentos a las noticias sobre deportaciones masivas desde Estados Unidos a Guatemala, Colombia y México. A diferencia de caravanas previas, donde se exigían permisos de tránsito, ahora la prioridad es que se les permita continuar su camino sin interferencias.
Para muchos, regresar a sus países de origen no es una opción. Algunos argumentan que la falta de oportunidades laborales los obligó a salir, mientras que otros afirman que su vida corre peligro si vuelven. También hay quienes consideran la travesía una apuesta incierta, conscientes de los riesgos, pero con la determinación de encontrar mejores condiciones de vida.
Hasta ahora, ni el Instituto Nacional de Migración ni la Guardia Nacional han intentado detener el avance de los contingentes. En cambio, las autoridades locales han brindado asistencia humanitaria en distintos puntos del recorrido, y fuerzas de seguridad han escoltado a los grupos para evitar accidentes y agilizar la circulación en carretera.
Desde octubre de 2024, cuando Claudia Sheinbaum asumió la Presidencia, al menos 14 caravanas han intentado salir de Chiapas. En la mayoría de los casos, las autoridades han recurrido a estrategias de contención, como el traslado de los migrantes en autobuses a otras ciudades del sureste o la entrega de documentos migratorios temporales que les permitan seguir su camino hacia el norte del país.
