Este 1 de noviembre se registró la llegada de mariposas monarca al municipio de Angangueo, Michoacán. Abel Cruz Reséndiz, responsable del santuario en el ejido El Rosario, municipio de Ocampo, informó que probablemente ya hayan alcanzado el cerro El Campanario, su lugar habitual de reposo invernal.
“La tarde de ayer no pudimos ver si ya estaban llegando al cerro de El Campanario porque fue una tarde nublada, pero ya se dejaron ver a unos kilómetros en Angangueo; con algunas excepciones, los dos primeros días de este mes llegan puntualmente las mariposas”, comentó Cruz Reséndiz.
El fallecido activista Homero Gómez González recordaba que, en la cosmovisión de los pueblos mazahua y otomí, estas mariposas representan las almas de los niños fallecidos, ya que cada año arriban el primer día de noviembre.
El santuario en El Campanario alberga el 40% de las aproximadamente 120 millones de mariposas que cada año llegan a Michoacán y el Estado de México para hibernar en los oyameles. Este sitio, el de mayor afluencia de visitantes nacionales e internacionales, espera recibir cerca de 170 mil turistas entre mediados de noviembre y el 21 de marzo, cuando las mariposas emprenden el regreso al norte.
Sin embargo, el cambio climático y la degradación ambiental han afectado esta migración en los últimos años. En 2019 arribaron a Michoacán y el Estado de México 140 millones de mariposas, cifra que en 2020 descendió a 120 millones. En noviembre de 2023, se estima que aproximadamente 100 millones llegaron a los santuarios de El Campanario, Chivati-Huacal, Sierra Chincua y Cerro Pelón, en los municipios de Angangueo, Senguío, Tlalpujahua y Zitácuaro.
Las autoridades anunciaron que en dos semanas abrirán los santuarios al turismo, después de iniciar la capacitación y adecuación de la infraestructura en el ejido El Rosario y otros santuarios accesibles al público.
La zona de la mariposa en Michoacán comprende 56 mil hectáreas protegidas, con una zona núcleo de 12 mil hectáreas. Sin embargo, enfrenta problemas de cambio de uso de suelo para viviendas, ganadería y cultivos de aguacate, además de incendios forestales y plagas, lo que ha reducido los sitios de hibernación en cerros como San Andrés, Huacal-Chivati y Cerro Pelón en los municipios de Zinapécuaro y Zitácuaro.
Descubierto en 1975, el fenómeno migratorio de la monarca impulsó medidas de protección, aunque en el año 2000 más de mil hectáreas en áreas protegidas fueron taladas, lo que continúa siendo un desafío para la preservación de esta especie emblemática.