La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, advirtió que su gobierno podría cerrar las bases militares estadounidenses en su territorio si el próximo gobierno de Donald Trump ejecuta deportaciones masivas de migrantes hondureños. La medida, según Castro, sería una respuesta a cualquier “actitud hostil” que genere una crisis humanitaria en el país centroamericano.
En cadena nacional, la mandataria señaló que la cooperación militar con Estados Unidos sería revisada ante estas acciones. “Sin pagar un centavo por décadas, mantienen bases militares en nuestro territorio. Si se dan deportaciones masivas, perderían toda razón de existir en Honduras”, afirmó, refiriéndose a la base de Palmerola, ubicada en el centro del país y operativa desde los años 80, actualmente con unos 400 militares estadounidenses.
Trump, quien asumirá el 20 de enero, ha reiterado su intención de realizar deportaciones masivas. Su administración, encabezada por Tom Homan en temas migratorios, estima que al menos 280 mil hondureños indocumentados estarían en lista de retorno, según autoridades de Tegucigalpa. En total, más de un millón de hondureños residen en Estados Unidos, cuyas remesas representan el 25% del PIB de Honduras.
Castro expresó su esperanza de mantener un diálogo constructivo con el nuevo gobierno estadounidense y subrayó la importancia de los migrantes hondureños, quienes “hacen un gran aporte a la economía norteamericana”.
Asimismo, anunció que, como presidenta pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), convocará junto con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, una reunión de cancilleres en enero. Este encuentro abordará la crisis migratoria y expresará solidaridad con Haití y Cuba.
Con estas declaraciones, el gobierno de Honduras busca destacar la gravedad del impacto de una deportación masiva y las posibles medidas que tomará para proteger los intereses de su población migrante.