Dominique Pelicot fue condenado a 20 años de prisión tras ser hallado culpable de la violación sistemática de su exesposa, Gisèle Pelicot, un caso que ha causado indignación en Francia. Durante más de una década, Pelicot drogó y forzó a su exmujer a mantener relaciones sexuales con más de 50 hombres, a quienes reclutaba para que participaran en los abusos. El tribunal de Aviñón dictó la sentencia máxima para Pelicot tras ser hallado culpable de “violación agravada” y otros cargos relacionados con el abuso.
Además de Pelicot, 50 hombres fueron condenados, con penas que varían entre tres y 15 años de prisión. Sin embargo, las sentencias fueron consideradas por muchos como insuficientes, ya que la Fiscalía había solicitado penas mucho más severas, sumando un total de 652 años de encarcelamiento. Este desajuste provocó protestas frente al tribunal, donde se corearon consignas como “Vergüenza de Justicia”, especialmente entre las mujeres que apoyan a las víctimas de abuso sexual.
La víctima, Gisèle Pelicot, renunció a su anonimato para dar a conocer su caso y visibilizar a otras mujeres que sufren violencia sexual en silencio. En su intervención tras la sentencia, expresó su respeto por la decisión judicial, aunque destacó que su lucha también es por “las víctimas no reconocidas”, aquellas cuyas historias quedan en la sombra. A lo largo del juicio, Pelicot fue acompañada por grupos feministas que han exigido mayores castigos para los agresores.
El tribunal también dictó penas menores para otros involucrados en el abuso, lo que generó frustración entre quienes consideraron que las sentencias no reflejaban la magnitud de los crímenes cometidos. En particular, un hombre de 63 años, que abusó de la víctima en múltiples ocasiones, fue condenado a 15 años, mientras que Jean-Pierre Maréchal, acusado de aplicar prácticas similares a las de Pelicot con su propia esposa, recibió 12 años de prisión.
A pesar de la condena, algunos de los implicados evitarán prisión, ya sea por exenciones o porque ya han cumplido parte de sus penas en detención provisional. Este hecho ha puesto de manifiesto las deficiencias del sistema judicial francés en cuanto a la protección de las víctimas de abuso sexual y ha alimentado el debate sobre la necesidad de una reforma para garantizar que estos crímenes sean juzgados con la severidad que merecen.
El caso Pelicot, que ha sacudido a la sociedad francesa, sigue siendo un llamado a la justicia y a la mejora de los mecanismos de apoyo a las víctimas de violencia sexual.
