
El Vaticano dio inicio este miércoles al cónclave que definirá al sucesor del papa Francisco, en un proceso marcado por la diversidad geográfica de los 133 cardenales electores, quienes representan a 70 países y han sido convocados a uno de los rituales más solemnes de la Iglesia católica.
La jornada comenzó con una misa en la basílica de San Pedro, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, quien pidió a los prelados dejar de lado los intereses personales y centrarse en la búsqueda de un líder que una a la Iglesia. “El mundo de hoy necesita un líder que pueda despertar conciencias”, afirmó durante su homilía. Re rezó además por la elección del “papa que nuestro tiempo necesita”, como exhortación final antes del encierro.
Tras la ceremonia, los cardenales ingresaron a la Capilla Sixtina, donde permanecerán incomunicados y sin teléfonos celulares hasta alcanzar un consenso. Para garantizar el secreto del proceso, se ha bloqueado toda cobertura de comunicación dentro y alrededor del Vaticano.
Este cónclave representa un cambio notable respecto a convocatorias anteriores. De los 133 cardenales con derecho a voto, 108 fueron nombrados por el papa Francisco, quien buscó ampliar la representación de regiones tradicionalmente marginadas, como Mongolia, Tonga y Suecia. Al rebasar el límite usual de 120 electores e incorporar a perfiles más jóvenes del llamado sur global, el pontífice saliente modificó la configuración del Colegio Cardenalicio y añadió incertidumbre al resultado.
Aunque se requieren al menos 89 votos —una mayoría de dos tercios— para elegir al nuevo pontífice, el proceso podría extenderse, ya que muchos de los cardenales apenas se conocen entre sí. “Esperar y ver, un poco de paciencia, esperar y ver”, comentó el cardenal Mario Zenari, embajador del Vaticano en Siria, en alusión a la duración del cónclave que decidirá al papa número 267 en la historia de la Iglesia.
