Un atentado suicida con bomba perpetrado este sábado en una estación de tren en la ciudad de Quetta, al suroeste de Pakistán, dejó al menos 26 muertos y 60 heridos. El grupo separatista Ejército de Liberación de Baluchistán (BLA) asumió la responsabilidad del ataque.
El comisario Hamza Shafqaat confirmó que se trató de un atentado suicida en un comunicado oficial: “La explosión en la estación de tren fue un atentado suicida”. El ataque ocurrió alrededor de las 9 de la mañana en un andén de la principal estación de ferrocarril de la ciudad, en un momento en que había un gran número de pasajeros. “La explosión se produjo cuando había un gran número de pasajeros en el andén”, explicó el Superintendente Superior de Policía, Muhammad Baloch.
Un testigo, identificado como Fareed, relató la escena caótica: “Había mucho caos. La gente corría de un lado a otro, había personas martirizadas, algunas sin piernas ni brazos ni manos”.
Irán condenó enérgicamente el atentado suicida y pidió mayor cooperación internacional para erradicar el terrorismo. El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Ismail Baghaei, expresó: “El portavoz del Ministerio de Exteriores de Irán, Ismail Baghaei, condenó enérgicamente el atentado terrorista de esta mañana en la estación de trenes de la ciudad de Quetta”. Baghaei también recordó los “principios de la República Islámica de Irán de condenar todas las formas de terrorismo y extremismo violento” y subrayó que para erradicar este flagelo es necesario “un mayor fortalecimiento de la coordinación y la cooperación de todos los países, a nivel bilateral, regional e internacional”.
El portavoz de la diplomacia iraní también expresó sus condolencias y la solidaridad de su país con el Gobierno paquistaní y las familias de las víctimas y sobrevivientes del atentado. “Estos actos terroristas violan todos los principios, las normas y los derechos humanos y son injustificables”, agregó Baghaei.
Este atentado suicida se produce apenas una semana después de otro ataque en Baluchistán, cerca de una escuela y un hospital, que mató a ocho personas, incluidos cinco niños.