El documento también destaca que desde 1990 el 1 por ciento más rico ha producido más del doble de carbono que la mitad más pobre de la humanidad. En este contexto, la Oxfam destaca que el 91 por ciento de las muertes provocadas por desastres relacionados con el clima de los últimos 50 años ocurrieron en países en desarrollo.
El 1 por ciento de las personas más ricas de México contaminó más que el 80 por ciento del país en 2019. Además, entre 2000 y 2019 ese sector de la población duplicó sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) mientras que el 99 por ciento restante las redujo en un 30 por ciento, señala el Informe sobre igualdad climática de la Oxfam.
“En otras palabras, el 1 por ciento contamina más y es el único grupo que contamina más hoy que hace 20 años”, detalla el informe, publicado con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023 (COP28), que se celebrará en Dubái.
Alexandra Haas, directora ejecutiva de Oxfam México, dijo que en la organización creen que un impuesto a los más ricos es indispensable tanto para atender y mitigar la crisis actual como para reducir las emisiones de CO2.
“El huracán afectó a todas las personas, pero perdieron más quienes menos tienen. Es crucial comprender que la crisis climática y la crisis de desigualdad son una sola. Necesitamos recursos para atender la emergencia, reconstruir, recuperar las fuentes de ingreso y prepararnos como sociedad para los siguientes huracanes, inundaciones, sequías“, indicó.
El pasado 25 de octubre el “Otis” impactó la costa del estado de Guerrero como un huracán categoría 5, dejando gran devastación a su paso, sobre todo en el emblemático puerto de Acapulco y un saldo 49 personas muertas y 26 desaparecidos.
Según datos oficiales, tras el paso del fenómeno meteorológico, al menos 250 mil familias resultaron afectadas y se estima que al menos 120 mil viviendas presentan daños mayores o pérdida total.
Ante esta situación, Alexandra Haas recalcó que “Otis” vino a hacer más visible la crisis de desigualdad que se vive en el país, en específico, en el estado de Guerrero y aseguró que es necesario desarrollar planes de contingencia para estar preparados para este tipo de fenómenos naturales.
“(Otis) afectó a todas las personas, pero perdieron más quienes menos tienen. Es crucial comprender que la crisis climática y la crisis de desigualdad son una sola. Necesitamos recursos para atender la emergencia, reconstruir, recuperar las fuentes de ingreso y prepararnos como sociedad para los siguientes huracanes, inundaciones, sequías”.
@Oxfam acaba de publicar un nuevo informe sobre la crisis climática y cómo construir viabilidad en este planeta para el 99 por ciento de la población. Hilo con los hallazgos más importantes, abajo. https://t.co/FcXtzsZP4e
— alexandra haas (@ahaasp) November 21, 2023
La tendencia de desigualdad también se presenta en el ámbito internacional, pues el informe señala que el 1 por ciento de los superricos del mundo generó 16 por ciento de las emisiones globales, lo que equivale a las emisiones del 66 por ciento más pobre de la humanidad, es decir, 5 mil millones de personas.
El documento también destaca que desde 1990 el 1 por ciento más rico ha producido más del doble de carbono que la mitad más pobre de la humanidad.
“Durante años hemos luchado para poner fin a una era de combustibles fósiles para salvar millones de vidas y nuestro planeta. Está más claro que nunca que esto será imposible, hasta que también pongamos fin a una era de riqueza extrema”, afirmó el director ejecutivo interino de Oxfam Internacional, Amitabh Behar.
En este contexto, la Oxfam destaca que el 91 por ciento de las muertes provocadas por desastres relacionados con el clima de los últimos 50 años ocurrieron en países en desarrollo.
El informe destaca que el número de personas fallecidas por inundaciones es siete veces mayor en los países donde hay mayor desigualdad que en los países donde es menor.
Señala que sí como existe una desigualdad extrema en cuanto a quién es responsable de la crisis climática, también hay una enorme desigualdad en cómo se sienten sus impactos.
“La realidad profundamente injusta es que los países y personas ricos están impulsando la crisis climática, mientras que quienes viven en la pobreza, los grupos marginados y los países de bajos ingresos están pagando el precio Los ricos pueden aislarse viviendo en espacios más seguros, en tierras menos propensas a inundaciones u otros eventos naturales, con electrodomésticos que evitan que el calor se vuelva insoportable. A menudo pueden recurrir a ahorros o pólizas de seguros para reconstruir cualquier daño causado. Mientras tanto, las personas que viven en la pobreza y otros grupos marginados habitan en viviendas más vulnerables, que a menudo están superpobladas , más propensas a inundaciones y sin acceso a aire acondicionado”.
La OXFAM recalca que las repetidas olas de calor, inundaciones y sequías se experimentan de manera muy diferente en ambos escenarios. Señaló que los cada vez más constantes desastres naturales continúan erosionando la capacidad de las personas más pobres para superar las crisis, reconstruir sus vidas y sus medios de subsistencia.
Para comprender el papel de los superricos y los ricos (el 1 por ciento y el 10 por ciento con mayores ingresos) en el colapso climático, menciona el documento, es esencial si queremos estabilizar con éxito nuestro planeta y garantizar una buena vida para toda la humanidad.
El organismo detalla que los superricos son clave para la historia del clima de tres maneras concretas: a través del carbono que emiten en su vida diaria, de su consumo, incluso de sus yates, jets privados y sus lujosos estilos de vida; a través de sus inversiones y participaciones accionarias en industrias muy contaminantes y sus
intereses financieros creados en el status quo económico; a través de la influencia indebida que tienen sobre los medios de comunicación, la economía y la política y la formulación de políticas.
“Como resultado, están privando al resto de la humanidad de la vida en un planeta sano, habitable y más igualitario. Una nueva investigación de Oxfam y Stockholm Environment Institute (SEI) analiza las emisiones de carbono de distintos grupos de ingresos a escala global y demuestra la verdadera magnitud de la desigualdad del carbono”.
La Oxfam propone establecer impuestos sobre la riqueza e ingreso de los más ricos para recuperar más de 9 billones de dólares al año, los cuales podrían invertirse “en un futuro verde de igualdad para todos”.
Los políticos de Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea y Australia, señala, son parte del 1 por ciento de los principales emisores de carbono a nivel mundial, pese a que son responsables de aprobar leyes para enfrentar el cambio climático.
“La pregunta de quién debería tomar medidas es fácil de responder. Las personas, los países y las corporaciones más ricas deben actuar para poner fin a la doble crisis del colapso climático y la desigualdad. Sus excesivas emisiones de carbono deben reducirse, primero y más rápidamente. La mayoría de las emisiones de carbono de los súper ricos provienen de bienes y servicios de lujo no esenciales, como jets privados, yates o flotas de automóviles que consumen mucha gasolina. Como tales, tienen una capacidad mucho mayor para reducir sus emisiones, y con mayor rapidez”.
Debe reducirse su poder e influencia sobre la política, la economía y la sociedad. Las personas, los países y las corporaciones más ricas, a menudo descarrilan las políticas destinadas a abordar las crisis climática y de desigualdad para proteger sus intereses financieros.
Finalmente, la Oxfam recomendó a los gobiernos de todo el mundo actuar por una transformación equitativa centrándose en tres puntos claves:
1. Reducir rápida y radicalmente la desigualdad económica para reducir las emisiones y poner fin a la pobreza.
2. Reducir rápida y sustancialmente las emisiones de carbono, particularmente por parte de los países, individuos y corporaciones más ricas, para mantener la temperatura del calentamiento global al límite seguro de 1,5°C. Utilizar los impuestos a los más ricos para recaudar los billones de dólares necesarios para financiar esta transición y pagar las pérdidas y daños ya causados.
3. Cambiar fundamentalmente el objetivo de nuestras economías hacia el bienestar para todos y el prosperidad planetario.
Crédito: SINEMBARGO