La activista sueca Greta Thunberg denunció este martes que fue víctima de un “secuestro ilegal” por parte de Israel, luego de haber sido detenida el pasado domingo junto a otros 11 activistas mientras intentaban llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza a bordo del velero Madleen, como parte de la Flotilla de la Libertad.
Durante una escala en el aeropuerto Charles de Gaulle, en París, antes de regresar a Suecia, Thunberg declaró que fueron “atacados y secuestrados ilegalmente” por fuerzas israelíes y “trasladados a Israel en contra de nuestra voluntad”. Calificó el hecho como “otra violación de la ley internacional”.
A pesar de las condiciones difíciles, señaló que su experiencia “no fue absolutamente nada comparado con lo que está atravesando ahora mismo la gente en Palestina, especialmente en Gaza”. La activista subrayó que el foco debe permanecer en la crisis humanitaria que se vive en ese territorio.
Thunberg fue una de las cuatro personas del Madleen que aceptaron ser deportadas a sus países de origen, junto con el español Sergio Toribio y los franceses Omar Faiad y Baptiste Andre. Las ocho personas restantes, entre ellas la eurodiputada francopalestina Rima Hassan del partido La Francia Insumisa, rechazaron firmar la deportación voluntaria y fueron trasladadas a un centro de detención en la ciudad de Ramla, cerca de Tel Aviv, donde un juez determinará su situación.
“No pude despedirme de ellos y estoy muy preocupada. Nos han llegado diferentes mensajes que apuntan a que no lo están teniendo fácil y a que tienen problemas para ver a sus abogados”, dijo Thunberg, quien llamó a la acción de “todo aquel que pueda movilizarse” y a exigir la “liberación inmediata” de sus compañeros.
A su llegada a París, donde fue recibida entre aplausos y banderas palestinas, Thunberg insistió en que el intento de entregar ayuda humanitaria fue frustrado pese a que el barco se encontraba a 102 millas de la costa de Gaza, en aguas internacionales. “Lo verdaderamente importante aquí es que hay un genocidio en marcha en Gaza”, recalcó.
Además, criticó el silencio de los gobiernos europeos frente a la situación, y afirmó que el reconocimiento del Estado palestino por parte de países como Francia es “lo mínimo” que pueden hacer. También exigió el fin del “silencio cómplice” y del apoyo militar y financiero a Israel, especialmente por parte de Suecia.
Thunberg, conocida por rechazar el uso de aviones por su impacto ambiental, fue obligada a regresar a Suecia en un vuelo tras ser deportada, lo que contraviene su postura sobre las emisiones de carbono de la aviación comercial, una causa que ha marcado su activismo ambiental desde sus inicios.
Según la organización Adalah, el barco fue interceptado en aguas internacionales por la Marina israelí y escoltado hasta el puerto de Asdod. Los activistas fueron posteriormente llevados al aeropuerto de Tel Aviv para su deportación. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel confirmó que se les prohibirá la entrada al país durante los próximos 100 años.
En una comparecencia, el canciller israelí Gideon Saar minimizó la acción del grupo, al calificar la misión como una “artimaña publicitaria” y desestimar la ayuda transportada como “una cantidad minúscula”.
En paralelo, una nueva caravana solidaria, integrada por cientos de ciudadanos tunecinos, cruzó la frontera con Libia con el objetivo de llegar a Gaza y romper el bloqueo, en medio del creciente clamor internacional por el cese de las hostilidades y el acceso humanitario en la región.
