Millones de personas se manifestaron en Argentina y en diversas ciudades del mundo en una jornada de protesta contra el gobierno de Javier Milei. La movilización, de carácter federal, antifascista y antirracista, tuvo su epicentro en Buenos Aires, pero también sorprendió en provincias conservadoras como Mendoza, donde la cantidad de manifestantes alcanzó cifras inéditas.
Las protestas no se limitaron al territorio argentino. En al menos 20 ciudades de países como México, Italia, Francia y Alemania, ciudadanos expresaron su solidaridad con el pueblo argentino y su rechazo a las políticas del mandatario.
Con consignas como “¡Basta, Milei! ¡Basta al fascismo!”, los manifestantes denunciaron que las medidas adoptadas por su administración están profundizando la desigualdad y el sufrimiento social. La marcha reunió a personas de todas las edades y sectores, destacándose por su carácter pacífico, pero con un mensaje contundente en defensa de los derechos laborales y sociales, así como contra la violencia institucional y la discriminación.
La convocatoria surgió tras un encuentro de militantes de grupos LGBT+, organizado de forma espontánea apenas dos días después del discurso de Milei en el Foro Económico de Davos. La indignación generada por sus declaraciones motivó a diversos sectores de la sociedad a unirse en una asamblea que derivó en la masiva protesta.
En Buenos Aires, la Plaza de Mayo fue el centro de las manifestaciones, con una participación multitudinaria de sindicatos, agrupaciones estudiantiles, organizaciones sociales y ciudadanos autoconvocados. En Mendoza, el alto número de asistentes reflejó que el descontento ya trasciende las divisiones políticas e ideológicas.
Fuera de Argentina, las protestas también tuvieron un impacto significativo. En México, cientos de personas se reunieron en el Centro Histórico para expresar su apoyo, mientras en ciudades europeas como Roma, París y Berlín, grupos de manifestantes se congregaron frente a las embajadas argentinas, llevando el reclamo a un nivel internacional.
