Miles de personas se manifestaron en Seúl después de que la Asamblea Nacional de Corea del Sur no lograra aprobar la destitución del presidente Yoon Suk-yeol. La moción, presentada por la oposición tras la polémica declaración de la ley marcial por parte del mandatario, fue boicoteada por el gobernante Partido del Poder Popular (PPP).
El intento de destitución requería al menos 200 votos, pero solo 195 legisladores participaron, de los cuales tres pertenecían al PPP. La mayoría de los diputados del partido oficialista abandonaron el recinto, impidiendo el quórum necesario para avanzar con la medida.
En un discurso televisado previo, Yoon ofreció disculpas por haber decretado la ley marcial, calificándola como una decisión tomada “desde la desesperación”. “Lo siento profundamente y asumo toda responsabilidad política o legal derivada de esta acción”, afirmó. Sin embargo, el mandatario descartó dimitir y enfatizó que confía en las instituciones para garantizar la estabilidad del país.
Por su parte, Lee Jae-myung, líder del Partido Democrático de Corea, se dirigió a la multitud que protestaba frente al Parlamento, comprometiéndose a continuar con los esfuerzos para destituir al presidente. “Vamos a destituir con toda seguridad a Yoon Suk-yeol, quien representa el mayor riesgo para nuestra República”, declaró, asegurando que buscarán resolver la crisis antes de fin de año.
A pesar de la votación fallida, las protestas reflejan un creciente descontento social ante la gestión de Yoon Suk-yeol, mientras la oposición mantiene su presión para lograr un cambio en el liderazgo del país.
