Israel atacó objetivos en Irán durante la madrugada de este sábado en represalia por un lanzamiento de 200 misiles contra su territorio atribuido a Teherán. Según medios estatales y testigos, al menos cinco explosiones estremecieron Teherán y Karaj. Daniel Hagari, portavoz del ejército israelí, describió los ataques como “precisos” y dirigidos a “objetivos militares en Irán en respuesta a meses de continuos ataques”. Esta acción, según el gobierno de Benjamín Netanyahu, cumple su promesa de responder en el momento y forma que consideraran adecuados.
Las autoridades iraníes no han emitido una confirmación oficial sobre el ataque ni su alcance, pero el ejército iraní se encuentra en máxima alerta, y los vuelos hacia el aeropuerto de Teherán han sido desviados. El gobierno estadounidense pidió a Israel no atacar instalaciones nucleares o petrolíferas para evitar una escalada de conflicto en la región. Sean Savett, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU., respaldó los ataques israelíes, calificándolos como “un ejercicio de autodefensa”.
Este ataque también coincide con el despliegue de una batería antiaérea estadounidense THAAD en Israel, enviada para fortalecer su sistema de defensa ante posibles respuestas iraníes. El contingente, operado por personal estadounidense, es el primer apoyo militar formal en terreno israelí y busca reforzar la defensa ante la escasez de antimisiles en el país.
El conflicto entre ambos países se intensificó en abril, cuando Israel bombardeó un edificio iraní en Damasco, matando a altos mandos de la Guardia Revolucionaria. En respuesta, Irán lanzó 300 misiles y drones contra Israel, de los cuales la mayoría fue interceptado. A raíz de estos incidentes, Israel había prometido una represalia.
En otro enfrentamiento, Israel eliminó a Ismail Haniye, líder de Hamás, en una visita a Teherán. Tras este evento, Irán lanzó 200 misiles en octubre, aunque no causaron víctimas israelíes. La tensión entre Israel e Irán no ha disminuido, y con estos ataques recíprocos, la región enfrenta el riesgo de una confrontación directa.
