El pasado 19 de febrero del año 2024, en medio de un sistema de salud mexicano desarticulado y en pleno proceso electoral, surgió la iniciativa de salud llamada “MediChihuahua”. Esta propuesta, que se presentó hace unas semanas, prometía brindar atención médica gratuita y de calidad a la población sin derechohabiencia en el estado de Chihuahua. Sin embargo, al analizar detalladamente sus deficiencias, queda en evidencia que esta política de salud es simplemente una maniobra política que pone en riesgo la salud de los chihuahuenses.
En primer lugar, es importante señalar que la implementación de MediChihuahua surge en medio de una situación de improvisación en el ámbito de la salud en el estado. Mientras la desnutrición infantil sigue afectando a la Sierra Tarahumara, la gobernadora Maru Campos prefiere realizar viajes al Caribe, Estados Unidos y Europa en lugar de atender esta problemática. Además, el Hospital Psiquiátrico de Chihuahua enfrenta una crisis por denuncias de violación, abuso sexual y terapias de conversión, mientras que la gobernadora gasta grandes cantidades de dinero en promocionar su imagen personal. Tan solo en el mes de febrero, las cuentas personales de Maru Campos y del gobierno del estado gastaron casi 3 millones de pesos en publicidad en Facebook, sin contar otras plataformas como TikTok o YouTube.
Otro aspecto que se debe tomar en cuenta es el financiamiento de MediChihuahua. Los 7 mil millones de pesos que supuestamente se destinarán a este programa nunca fueron aprobados por el Congreso del Estado en el Presupuesto de Egresos. En cambio, sí se destinaron grandes cantidades de dinero a la Secretaría de Salud, ICHISAL y Servicios de Salud. Ante esta situación, queda en duda si realmente se está creando un nuevo programa o simplemente se están uniendo fondos que ya tenían un destino específico. Además, se debe cuestionar cómo se sostendrá económicamente este programa en medio de la grave crisis financiera que enfrenta Pensiones Civiles del Estado con una deuda de 200 mil millones de pesos.
Otro punto que genera incertidumbre es qué tipo de intervenciones de alto costo cubrirá MediChihuahua. ¿Se hará cargo de gastos como cirugías oncológicas, radioterapia o quimioterapia? También es necesario preguntarse si el aumento en la atención a la población abierta se verá reflejado en un aumento en el presupuesto para la contratación de más personal médico o en la mejora de la infraestructura. Sin embargo, de acuerdo a un informe de la gobernadora, las únicas acciones en infraestructura en Centros de Salud consisten en impermeabilización y pintura, lo cual no resuelve la verdadera problemática.
Además, es importante cuestionar bajo qué estándares se llevará a cabo este programa y cómo se medirá su éxito. ¿Qué protocolos técnicos se implementarán? ¿Qué indicadores se utilizarán para medir la atención y los resultados en salud? ¿Cómo se garantizará la calidad en la atención? Estas preguntas deben ser respondidas para tener una visión clara de cómo será implementado MediChihuahua.
En resumen, la implementación de MediChihuahua es simplemente una salida fácil para la gobernadora, quien ha decidido no ser parte de la federalización de la salud por motivos más partidistas que humanitarios. Sus deficiencias y omisiones en materia de salud han sido comparadas con la obra “Crónica de una Muerte Anunciada” de Gabriel García Márquez, ya que su implementación podría significar la muerte de los chihuahuenses más vulnerables. Es responsabilidad de las autoridades tomar medidas efectivas para garantizar una atención médica de calidad y accesible para todos los ciudadanos, independientemente de su situación económica.
Crédito: A DIARIO MX
