La “Ley Malena”, en homenaje a la activista y saxofonista María Elena Ríos, reconoce la violencia ácida en grado de tentativa de feminicidio y garantiza que este tipo de violencia sea sancionada.
El Congreso de la Ciudad de México (CdMx) aprobó esta tarde las reformas a la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y al Código Penal de la capital mexicana para reconocer como un delito con el grado de tentativa de feminicidio y castigar la violencia ácida en la entidad.
La medida conocida como “Ley Malena”, en homenaje a la saxofonista María Elena Ríos, quien sobrevivió a un ataque de ácido en 2019, garantizará que este tipo de violencia sea sancionada, además de la creación de un registro de víctimas y protocolos de prevención y atención para quienes viven este tipo de violencia.
“Agradezco mucho la resistencia de todas las compañeras, las compañeras sobrevivientes. También el apoyo de la sociedad civil, de las instituciones que participaron y tuvieron el ánimo de participar en los foros para que esta reforma se consolidara y tuviera todas las ópticas posibles, que fuera una reforma completa”, declaró la activista y artista María Elena Ríos a Sinembargo.mx
Entre las diversas adiciones aprobadas se establece que quien por sí mismo o por terceras personas cause lesiones por ataques de ácido o sustancias químicas corrosivas, que provoquen lesiones internas, externas o ambas, recibirá de ocho a 12 años de prisión y una multa de 300 a 700 veces la unidad de medida vigente.
🗞️#CongresoCDMX respalda atención a víctimas de violencia ácida con reformas.
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— Congreso de la Ciudad de México (@Congreso_CdMex) February 8, 2024
María Elena destacó que uno de los logros más importantes de la medida aprobada esta tarde es que la violencia ácida ahora es tipificada como tentativa de feminicidio y no como violencia física, como se estipulaba en el Código Penal capitalino.
“Las lesiones no ayudan mucho en un proceso penal, en el aspecto punitivo, y es importante que ya no se nombre esta violencia como una violencia física, sino como violencia ácida que no solamente abarca cualquier tipo de ácido, sino sustancias corrosivas, químicas, inflamables, irritables, calientes”.
Un paso trascendental para la activista en la aprobación de la Ley Malena es la incorporación de las mujeres transexuales y transgénero, pues se establece que la pena dada por ataques con ácido o similares por razones de género aumentará hasta en una mitad cuando se cometa en contra de ellas por razones que deriven de su orientación sexual, identidad o expresión de género.
A partir de la aprobación de este instrumento legislativo la Secretaría de Salud contará con tres meses para la entrada en vigor del decreto y deberá llevar a cabo un registro oficial en donde se remita información y estadísticas sobre las personas atendidas en caso de violencia por ataques con ácido, sustancias químicas o corrosivas.
“Tenemos una sociedad muy machista, misógina y blanqueada, que no permite dotar de elementos jurídicos a las compañeras de elementos necesarios, o hasta básicos, para que nos podamos defender. Al tipificar [la violencia ácida] permite que ya no se esté reclasificando y por lo menos que dentro de toda esta burocracia en un retardado e inoperante sistema judicial se tenga más acceso, que los procesos sean más ágiles”, expresó.
Respecto a su propio proceso penal, María Elena compartió que su juicio llevará a cabo el próximo 11 de junio. Hay que recordar que la activista fue víctima de un intento de feminicidio con ácido en 2019 por parte de su expareja, Antonio Vera Carrizal, quien actualmente se encuentra en prisión preventiva.
“Esta Ley no porque se verbalizó con mi nombre quiere decir que es mía. Este logro es de todas y para todas”, concluyó.
En México no hay cifras ni registros oficiales precisos de ataques con ácido, sin embargo, la Fundación Carmen Sánchez, que brinda atención a mujeres afectadas por este tipo de agresiones, lleva un registro de 28 víctimas en las últimas dos décadas, en que el 85 por ciento de los casos, el autor intelectual fue un hombre. De ese total, cinco de los agresores eran parejas sentimentales de la víctima y 11 exparejas.
Crédito: SINEMBARGO